El estudio finaliza con un decálogo sobre las mejores prácticas para la gestión de la discapacidad en la empresa, y cuáles son las que están marcando la diferencia en las organizaciones de vanguardia en la inclusión de las personas con discapacidad.
•
Incorporar personas con discapacidad a la plantilla para lograr enriquecer a toda la organización y generar ventajas competitivas, porque tienen talento diverso.
•
Encontrar la esponsorización de personas claves de la organización, así como el compromiso de la alta dirección.
• Alianzas con
colaboradores externos (expertos o fundaciones) en los procesos clave.
• Apoyo en los momentos iniciales para
favorecer la adaptación del trabajador.
• Acciones de sensibilización como palanca fundamental para avanzar hacia la
normalización de la diversidad en el ámbito empresarial.
• Creación de herramientas e indicadores que permitan
evaluar el impacto de las personas con discapacidad en los resultados de la compañía y en la experiencia del empleado.
• Las empresas tienen que diseñar sus puestos de trabajo de forma inclusiva, incluyendo los que implican alta cualificación y dirección.
• Los
centros de enseñanza. universidades y escuelas de negocio deben facilitar la incorporación de alumnos con discapacidad en sus planes de estudios y enseñar sobre la inclusión en puestos de trabajo.
•
Evitar paternalismos y sobreprotección de las personas con discapacidad, tanto desde la dirección como por parte de los empleados (puestos colaterales, colaboradores…).
• Promover la incorporación de
personas con discapacidad como embajadores de marca y como un valor añadido en los procesos de comunicación y marketing de las empresas.