Estamos a un click de cualquiera, el móvil ha roto las fronteras del tiempo y del espacio, vivimos en la aldea global de McLuhan, en la sociedad red de Castells, estamos en una sociedad hipercomunicada tecnológicamente … el reto es tener una comunica-acción que nos incluya a todos.
Nunca como ahora la comunicación había podido unir a los distantes, a los diversos, a los desconocidos, nunca como ahora se ha podido dar voz a todos los colectivos, haciendo visible lo invisible, sumando diferencias, enriqueciendo creatividad, formación y resultados.
Vivimos en una sociedad diferente que necesita una comunicación inclusiva y las empresas no han sido ajenas a estos cambios. Ahora son empresas más responsables socialmente, más sostenibles, en las que en sus cuentas de resultados ya no figura solo el beneficio empresarial sino el beneficio para las personas.
Una evolución que necesita una comunicación nueva, multimedia e inclusiva.
Uno se comunica como piensa y las empresas están cambiando la forma de comunicarse porque está cambiando la cultura empresarial, existen nuevos departamentos y formas de liderazgo que tienen como objetivo potenciar la unión entre sus miembros. El lenguaje se adapta a los nuevos tiempos y a nuevos grupos de interés dentro de la empresa.
La paridad entre ambos sexos dentro de la empresa está permitiendo conocer a mujeres portavoces y expertas, está haciendo que las profesiones tengan un género también femenino. Estamos en el camino de alcanzar una buena meta.
La realidad no es genéricamente masculina, las palabras se desdoblan para acoger a los trabajadores y trabajadoras de la empresa, recalcan la presencia femenina cuando hace falta destacarla.
En la comunicación no verbal se utilizan gestos acogedores y no discriminatorios, se ganan puestos en las mesas presidenciales, se establecen turnos de palabra con presencia femenina, crece el número de despachos donde la titular es una mujer… El machismo ha dejado de reflejarse en las fotos porque se rechaza la cosificación de la mujer. El reto es que las mujeres aparezcan en las fotos porque formen parte de las cúpulas empresariales y los órganos de decisión.
Si hay algo que cambia y evoluciona es la forma de relacionarnos, el lenguaje, los gestos, el tono de voz, los saludos… cada época tiene su forma de comunicarse. Las palabras han adquirido nuevos sentidos, jefe y líder no significan lo mismo ni se comunican de igual manera.
En la comunicación interna las empresas deben conocer a los receptores para los que hablan, conocer de verdad a las personas que trabajan allí, cuáles son sus inquietudes y sus intereses. Dime cómo me hablas y te diré cómo me respetas. La retención de talento y la creatividad están ligados a la satisfacción con la que se va al trabajo.
En una sociedad global y abierta ya nadie quiere seguir manteniendo su despacho en un armario o al borde del precipicio, la empresa es reflejo de la sociedad, abierta e inclusiva, y solo así se enriquece. Cuando una persona permanece invisible en su propia empresa, es la empresa la que pierde un activo, una idea, una posibilidad de crecer y acercarse al mundo del que vive. Incluso los mas descreídos han tenido que terminar por aceptar que los índices de felicidad empresarial están unidos a los de rendimiento.
La comunicación es circular y lo que pasa dentro del ámbito empresarial tarda un tuit en estar en la calle, los trabajadores son embajadores de la propia marca, y lo que se dice de ella influye en la compra y en la cuenta de resultados. Los informes internos y las intervenciones de dirección se graban y se hacen públicas.
Cada vez más, las empresas son multinacionales, multirraciales, multiculturales, diferentes, inclusivas…su gente es el reflejo de la misma sociedad. Si comunicas respeto dentro de la empresa estás comunicando respeto fuera de la misma. Respeto a la hora de hacer públicas las ofertas de empleo, a la hora de realizar una entrevista de trabajo, de firmar convenios o acuerdos, de hacer una revista o poner texto a un vídeo.
En la comunicación externa, para llegar a la gente hay que hablar el lenguaje de la calle, que es tan diverso como la cantidad de grupos que hay en ella y la cantidad de colectivos que hay en las empresas.
La responsabilidad social corporativa comienza dentro, muy dentro, con la inclusión y la suma de la diversidad, tanto en la comunicación desde los puestos de dirección como la comunicación transversal entre todos. Las políticas de responsabilidad empresarial ponen el acento en la salud profesional, física y emocional de la gente que trabaja en ella, en el respeto a sus carreras profesionales… y para todo ello hay que escoger unos mensajes y no otros, hay que hablar de una determinada manera.
La RSC hacia fuera es ahora mismo la mayor herramienta de marketing que utilizan las empresas. Ser bueno cotiza al alza, pero si es solo postureo, penaliza. En comunicación la coherencia, la veracidad y la transparencia son valores que se ven y que se notan. Uno vive como piensa, y uno piensa con palabras.
Si las empresas cambian sus palabras cambian su cultura potenciando una sociedad inclusiva donde la variable que te hace diferente, como el factor mujer, senior o transgénero se convierte en un factor humano.
Los líderes, los departamentos de Recursos Humanos, RSC y Prensa tienen el reto de acercar la empresa a la sociedad y eso solo se consigue hablando. ¿Hablamos?
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