En los casos en los que las mujeres finalmente se deciden por estudios STEAM vemos que, a la hora de escoger el lugar para trabajar, algunos de estos factores se replican: la imagen del sector tecnológico no les parece compatible con el estilo de vida que quieren (poca conciliación, jornadas muy largas, …), se deciden por tipos de empresas con las que sienten más conexión con su propósito o con los roles de género (como sectores orientados al cuidado, por ejemplo), e influyen estereotipos relacionados con el tipo de talento valioso para el sector (muy ligado a la falta de referentes femeninos en las empresas, que hace pensar que no es un lugar apto para mujeres, pero también a estilos de liderazgo muy masculinizados y a culturas poco inclusivas).
Y si continuamos profundizando en el funnel, las mujeres que deciden apostar por el sector STEAM encuentran, nuevamente, faltas de referentes que les ayuden a visualizar una carrera profesional de éxito.
Además, en muchos casos no sienten interés por su crecimiento, al menos en este sector, porque lo que ofrece la compañía no es atractivo para ellas. Una percepción que surge porque, generalmente, las mujeres no han tenido la posibilidad de participar en la creación de la cultura de liderazgo de la compañía, y no se sienten parte ni quieren adaptarse a ese entorno.
Por supuesto, todas las barreras -las autoimpuestas, las que se recogen en el famoso “techo de cristal” y las sociales- influyen, y mucho, en la vida profesional de una mujer en el sector STEAM.